Los sentidos envían y reciben información del cerebro a través del sistema neurológico. A lo largo de la historia de la humanidad, los sentidos jugaron un papel importante en nuestra supervivencia. Por ejemplo, los malos olores pueden haber indicado olores nocivos o venenosos que necesitábamos para evitar inhalar. Los sabores desagradables (como el amargo o el agrio) pueden haber indicado toxinas o bacterias, causando que los primeros humanos «escupieran» la comida. Al mismo tiempo, los sabores atractivos (por ejemplo, dulce o salado) a menudo indicaban la presencia de calorías o nutrientes esenciales y animaban a los antiguos humanos a seguir comiendo. Del mismo modo, las sensaciones táctiles desagradables indicaban a menudo objetos o entornos que podían causar daños corporales, enviando así un mensaje al cerebro de que la persona necesitaba evitar esas situaciones.
El trastorno del procesamiento sensorial se produce cuando el cerebro tiene problemas para enviar, recibir o interpretar estas señales naturales. Aunque se desconoce la causa exacta, los científicos creen que el TPS puede ser el resultado de una combinación de factores genéticos, prenatales y ambientales.
El tratamiento del Trastorno del Procesamiento Sensorial suele comenzar con una evaluación por parte de un profesional médico para identificar los problemas principales. Esta evaluación puede consistir en encuestas a los padres, evaluaciones clínicas, pruebas estandarizadas y protocolos de laboratorio. Una vez que el niño recibe el diagnóstico de SPD, el plan de tratamiento suele ser una combinación de terapia ocupacional, terapia de integración sensorial y una dieta sensorial especial.
La terapia ocupacional ayuda a su hijo a acostumbrarse a las «ocupaciones» de la vida diaria (como usar utensilios, subir escaleras o vestirse). Este tipo de terapia ayuda a desarrollar la competencia y la confianza en sí mismo en las habilidades de motricidad gruesa (que utilizan los músculos y la estructura general) y las habilidades de motricidad fina (que utilizan las extremidades en todo, desde la escritura a los cortes con tijeras de seguridad).
La terapia de integración sensorial (SI) introduce a los niños en actividades divertidas en un ambiente controlado y estimulante. Este tratamiento ayuda a los niños a aprender a reaccionar a los estímulos (como diferentes luces, colores o texturas) sin sentirse amenazados o abrumados. El tratamiento puede ayudar gradualmente a los niños a desarrollar habilidades naturales para enfrentar la situación cuando entran en un nuevo entorno.
Las dietas sensoriales especiales pueden complementar a menudo la terapia de integración sensorial y la terapia ocupacional. Estas dietas pueden consistir tanto en alimentos como en actividades que ayuden a los niños con Trastorno del Procesamiento Sensorial a adaptarse a las constantes experiencias de aprendizaje de la infancia. Un especialista puede sugerir nuevos alimentos para ayudar a los niños a tolerar diferentes sabores y texturas.
Las actividades pueden incluir desde el uso de un trampolín o toboganes, subir escaleras, empujar una pelota terapéutica o utilizar un juguete que alivie el estrés para desarrollar formas de procesar la estimulación externa. En este caso, Funtástico te recomienda los cojines de cuello con vibrador de Unicornio y Perrito disponibles en nuestra sección de “Productos por Diagnóstico”.
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Fuente:
The Warren Center. 320 Custer Road,Richardson, TX 75080. Estados Unidos.